Desde 1870 el Musikverein es el templo mundial de la música clásica en la ciudad de Viena, donde cada año el concierto de Año Nuevo se convierte en la gran cita anual con la música clásica.
Que la ciudad de Viena sea la capital de la música clásica de Europa no es de extrañar. Aquí nacieron, vivieron o trabajaron la mayoría de los compositores más conocidos de los últimos 300 años, con lo que prácticamente la historia de la música desde entonces ha ocurrido en sus calles. Si además le añadimos que es la capital mundial del Vals ya tenemos motivos suficientes para que se edificara un templo de la música en la ciudad.
Y así fue como la sociedad de Amigos de la Música de Viena se propuso construir un edificio que albergara las diferentes asociaciones e instituciones musicales de la ciudad en los terrenos que había donado el emperador Francisco José I.
El Musikverein abría sus puertas el 6 de enero de 1870. La belleza y esplendor elegante de la Sala Dorada cautivaron a la prensa del momento hasta el punto que se llegó a plantear si «no era demasiado brillante y magnífica para una sala de conciertos que distraería de la música». Lo cierto es que su estética cumplió lo que sus creadores tenían en mente: proporcionar un ambiente ideal para la música.
Hoy en día el edificio consta de varias salas de conciertos, tres originales y otras cuatro añadidas en 2004 bajo el subsuelo del edificio. Pero sin duda la más famosa es la Sala Dorada (Große Saal o Goldener Saal) . Ya sea por su forma rectangular, todo el recubrimiento de madera, el espacio hueco bajo el suelo y sobre el falso techo que actúan como caja de resonancia, hacen que esta sala sea considerada una de las tres salas con mejor acústica del mundo, que acoge conciertos de las principales orquestas sinfónicas y tiene capacidad para más de dos mil personas, 1.744 sentadas y 300 de pie en sus 49 metros de largo , 19,10 metros de ancho y 17,5 metros de altura. El edificio fue inspirado en la Grecia clásica, así como la decoración interior de la sala: las cariátides, columnas jónicas, los techos, todas son reminiscencias griegas con las que el arquitecto danés Theophil Hansen había creado una sensación verdaderamente clásica.
El edificio también da cabida a la principal editorial musical de Viena, al fabricante de pianos vienés Bösendorfer, a la Sociedad de Coros Masculinos de Viena y como no a la la Filarmónica de Viena, cuyo edificio es su sede principal desde 1870.
El edificio Musikverein acoge desde 1939 el concierto de Año Nuevo a cargo de la Filarmónica de Viena. Nacidos durante una época oscura de la historia austriaca, los conciertos fueron concebidos para animar a la población austriaca y a su vez darles la esperanza de que llegarían tiempos mejores. Ni la Filarmónica de Viena se libró de la sombra del nazismo. Cuando éstos llegaron al poder, trece de sus miembros judíos fueron expulsados y de los cuales seis fueron asesinados. En 1942 60 de los 123 músicos que componían la formación eran del partido nazi.
Hoy el concierto de Año Nuevo se ha convertido en un ritual y en un escaparate de la excelencia cultural austríaca que goza de una gran popularidad no sólo en Viena sino en todo el mundo al retransmitirse por televisión a más 90 países con una audiencia estimada de 50 millones de telespectadores.
Cada año uno de los mejores directores de orquesta del momento dirige a una de las mejores orquestas del mundo. El espectáculo simplemente hay que verlo, ya sea desde el propio Musikverein o desde casa. Al programa le siguen tres repeticiones principales o bises. Durante la segunda repetición (la tradicional marcha El Danubio Azul), el público interrumpe con aplausos en los primeros compases y el director, en nombre de la orquesta, desea al público de todo el mundo un Feliz Año Nuevo. En la tercera y última parte tradicionalmente se interpreta la Marcha Radetzky en la que público suele aplaudir bajo la batuta del director de orquesta.
En 2007 se proyectaron por primera vez ballets interpretados por bailarines del Ballet Estatal de Viena y en ocasiones han contado con el Ballet de la Ópera Estatal de Viena, la Ópera Popular de Viena, la Ópera Estatal de Baviera, así como estrellas internacionales invitadas. En 2008 fue la primera vez que se bailó en directo en la Sala.
La decoración floral de Año Nuevo es un regalo de la ciudad italiana de San Remo que se repite desde 1980. En 2011 la Sala Dorada fue decorada con cerca de 30.000 flores.
Y para quienes no puedan estar en Viena el día de año nuevo, el mismo concierto se puede ver el 30 de diciembre como ensayo general con público y el 31 por la tarde como concierto de Noche Vieja. Si estás pensando en darte el capricho, las entradas (limitadas a dos por persona) para el concierto de Año Nuevo se consiguen por sorteo oficial a través de la web de la Filarmónica de Viena, con un año de antelación, del 2 de enero hasta el 23 de enero. El resultado del sorteo se da a conocer en marzo. De las 2.044 localidades sólo 700 se dan por sorteo, el resto de 1.044 más 300 localidades de pie se dividen entre los miembros de la orquesta, los músicos, sponsor, autoridades, etc.
Como guía, los precios de las localidades para el concierto de 2017 oscilaron entre los 35 y los 1090 euros para el concierto de Año Nuevo, entre 25 y 800 para el de Noche Vieja y entre 20 y 450 para el ensayo general.
UNA VISITA AL MUSIKVEREIN.
Visitar el Musikverein es posible. Aunque existen visitas guiadas, lo mejor es acudir a uno de los muchos conciertos que se programan y vivir la experiencia de la música clásica en el corazón de la cultura musical vienesa a precios muy económicos que no alcanzan los 10€. Eso sí, en estos casos no hay que esperar muchas comodidades ya que las localidades son de pie.
Lo recomendable es acudir temprano. Las localidades de pie (Stehplätze) no son numeradas y el que primero llega se queda con el mejor lugar, por lo que pronto se forma cola. Tampoco son como la ópera de Viena en la que, también de pie, tienes un soporte donde apoyarte. Aquí estas localidades están al final de la sala, tras las columnas bajo el «balcón», en un espacio vacío. Como regla general la entrada a las salas de conciertos se permite treinta minutos antes de la hora de inicio programada para los eventos. Cinco minutos antes de la apertura de las salas sonará un timbre, que en el caso de las localidades de pie, será la señal que hará que todo el mundo entre literalmente en desbandada en busca del mejor sitio, justo en la cancela que separa el patio de butacas de la Stehplätze, el único lugar donde poderse apoyar.
Por lo general, los conciertos programados suelen constar de una pausa en la que los asistentes con asiento en platea salen al hall y los que estamos de pie vamos a pasear por platea. Hay que estar atento, muchos de los asistentes, en su mayoría personas mayores, se marchan en el intermedio dejando asientos libres que es posible ocupar. En ocasiones incluso estas personas te preguntan si quieres ocupar su plaza y te entregan la entrada!.
¿Qué sería de la Filarmónica de Viena sin el Musikverein?, ¿Y del sonido filarmónico sin la sala dorada?. Lo que está claro es que si se visita Viena, y si se tiene tiempo, el Musikverein debe de ser una visita obligada en cualquier itinerario y una ocasión excepcional de disfrutar de la música clásica en el templo de la Filarmónica de Viena que no dejará indiferente, se sea o no aficionado.
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