¿Estáis locos? , ¿Y de qué vais a vivir?, ¿y el trabajo?, ¿y el piso?… Así hasta un buen número de preguntas con caras raras y tono peor pero que no consiguieron desanimarnos en la decisión que habíamos tomado.
Somos Mónica y Miguel, de Barcelona y ya si eso las edades lo hablamos en otro momento :). Hemos llegado a un punto en nuestras vidas que necesitamos hacer un parón, desconectar de todo por un tiempo y no se nos ha ocurrido idea mejor que lanzarnos a ver mundo!. Hay gente que le da por tener niños, otros por comprarse una casa o un coche o una moto. A nosotros nos ha dado por viajar. Para muchos puede que estemos un poco locos, o quizá puede que los locos sean los que se ciñen a una respetable vida normal y siguen el rebaño, es otra manera de verlo, pero si nos llaman locos por hacer cosas diferentes y no seguir el camino establecido, decepcionémosles. Bendita locura!!
Supongo que todos los que toman esta decisión habrá venido provocada por lo mismo, por un lado las ganas de que las vacaciones duraran más y poder viajar con calma y la libertad de poder hacerlo con TIEMPO y por otro lado la necesidad de hacer un parón en nuestras vidas rutinarias que iban viendo pasar los años y dedicar TIEMPO a lo que quisiéramos. En resumen, queremos TIEMPO, ese bien que se escurre por los dedos tan rápido que no nos damos cuenta.
La loca idea revoloteaba en nuestras cabezas hace tiempo, los blogs de otros locos que habían dejado todo y además habían vuelto para volverlo a contar ayudaban a alimentarla, y conocer gente que lo había hecho era la prueba de que no era tan descabellado como la mayoría de la gente nos hacía creer.
Ahora que sabíamos que era posible había que salvar dos escollos importantes: el trabajo y cómo financiar la locura, y reconozco que el primero era el principal temor ya que para hacer un parón de este tipo sólo tienes dos opciones: dejar el trabajo o pedir una excedencia , y en ambos casos dejaría de entrar dinerito en la cuenta, por lo que habría que abordar el segundo escollo ahorrando y poniendo una velita al Santo para que nos tocara la lotería para cuando llegara el momento solicitar la excedencia.
Y como la velita no ha surtido efecto nos ha tocado ahorrar y ahorrar y dejar nuestro bonito piso por el que cada mes nos sangraban un pastón de alquiler por eso que esta empezando a inflarse de nuevo…Burbuja?. Sin cargas familiares y sin hipotecas el momento ha llegado y como se suele decir es ahora o nunca, así que como los saltadores de trampolín cogimos aire y nos lanzamos literalmente al vacío esperando que el colchón que hemos preparado sea capaz de amortiguar la vuelta.
Tras mucho pensarlo, sacar el valor para hablar con nuestros respectivos jefes y a pesar de los miedos que nosotros mismos nos generábamos, conseguimos la excedencia. Lo que había sido un sueño mucho tiempo se convertía en una realidad.
Ahora, a punto de embarcarnos en la gran aventura de nuestra vida, me doy cuenta de que el mayor impedimento a la hora de realizar algo somos nosotros mismos y los miedos que nos generamos. Ya si eso nos preocuparemos a la vuelta, pero ahora toca disfrutar.
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