El día de Ashura es un día de expiación en el que los musulmanes tienen la oportunidad de redimir sus pecados menores durante el mes sagrado de Muharram. En él, los musulmanes chiís de todo el mundo conmemoran el martirio y muerte del imam Hussein, nieto del profeta Mahoma, hace más de 1300 años en Kerbala, Iraq.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: Miguel Galmés
Para entender un poco los orígenes de esta conmemoración nos tenemos que remontar al siglo VII D.C cuando tras la muerte del profeta Mahoma el imperio musulmán había caído en el caos político y la corrupción a manos de la dinastía Omeya. El califato de Yazid I no fue reconocido por Hussein ibn Ali, a quien el primero había robado su liderazgo de todos los musulmanes, ni por buena parte del mundo islámico, iniciando una rebelión contra Yazid.
Hussein se dirigió a la ciudad de Kufa para apoyar a sus partidarios, pero estos le traicionaron bajo la amenaza de Yazid que se hizo con el control de la población y esperó la llegada del Imam en los alrededores de la ciudad de Kerbala (Iraq). Los 3000 hombres del ejército del califa privaron de agua a Hussein, a su familia y a los 72 fieles que le acompañaban hasta que el día 10 del Muharram tuvo lugar la batalla final, en la que los seguidores del imam fueron ejecutados, salvándose únicamente su hijo menor, Ali Zayn al-Abidin, y algunas mujeres que fueron vendidas como esclavas. Según la tradición, Husein fue el último en morir, torturado y decapitado. Su cuerpo fue enterrado en Kerbala y su cabeza enviada a Damasco para entregársela al califa Yazid.
Tras la muerte de Hussein se produjeron levantamientos contra el régimen de Yaziz I, lo que condujo a su eventual desaparición y el inicio de la división del Islam en dos vertientes: Suníes y Chiíes.
Estos hechos consagraron al imam como el mártir por excelencia de los chiíes, y su sacrificio fue asumido como una prueba de la histórica injusticia hacia esta comunidad. De ahí la importancia de esta fecha para los chiíes, que representan alrededor del 15% de la población musulmana mundial.
Cada ciudad tiene su particular Ashura con más o menos ardor religioso y devoción. Durante semanas, la población de Irán se desliza en un estado de tristeza que es tan contagioso como intrigante. Los creyentes se reúnen en las mezquitas y salas de oración. Los bulevares, mezquitas y escuelas se adornan con banderas rojas, verdes y negras principalmente. El luto invade el país al comienzo del mes de Muharram y algunos grupos teatrales, llamados Taziya, representan escenas de la batalla de Kerbala. Este ritual, conocido como Ta’zieh, fue inscrito en 2010 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.
La exaltación extrema llega los días 9 (Tasua) y 10 (Ashura) de Muharram. Numerosas muestras públicas de intenso dolor colectivo se suceden en procesiones por todas las ciudades, filas de hombres vestidos de negro desfilan melancólicos en el ritual del matam, acompañados de recitales de poesía y música mientras se golpean el pecho con diferentes ritmos al son de los tambores o se flagelan la espalda para hacer eco de su sufrimiento con un zanjir-zani, un utensilio compuesto por un mango de madera al que se conectan cinco cadenas ligeras, mientras el público observa con devoción. Aquí mi cámara no es más que una entre el montón de teléfonos y tabletas preparadas para la ocasión.
Estas procesiones suelen ir precedidas del Alam, el estandarte de Hussein en la batalla de Kerbala y signo de la verdad y de la valentía. Es uno de los objetos más importantes y simbólicos utilizados en los rituales de duelo. El alam consiste en estructuras de hierro que van desde los 2 hasta los 5 metros de largo, formadas por láminas de acero flexibles llenas de figuras y grabados, una representación física de símbolos y alegorías, colocadas en la parte superior de la misma y que se decoran con plumas, sedas o brocados bordados. Cada Alam tiene una decoración distinta y una variedad de figuras que le dan una historia diferente. El Alam puede llegar a pesar hasta 300 kilos y únicamente es portado por una persona.
En estos rituales participan tanto niños como adultos y pese a que los golpes generalmente no alcanzan a provocar heridas sangrantes, en algunos momentos de éxtasis llegan a golpearse la cabeza con tanta fuerza que resulta estremecedor. En algunos países estos rituales se realizan con sables y cuchillas y hay quienes se hacen una brecha en la cabeza, acabando con las calles y los flagelantes cubiertos de sangre. Irán prohibió este tipo de celebraciones sangrientas en 1994, aunque algunas comunidades son criticadas por la brutalidad de sus rituales. Algunos líderes y grupos chiítas critican estas prácticas, alegando que crea una imagen negativa y retroactiva de los musulmanes chiítas, y animan en su lugar a que la gente done sangre.
Pero no todo son lamentos y tristeza durante la Ashura. En las calles de las ciudades se suceden también los actos de bondad y caridad como una manera de mantener vivos los mismos principios y valores por los que Hussein dio su vida. Así es posible encontrar locales en cada esquina donde al final de cada ceremonia se reparte comida a participantes, pobres y cualquiera que pase por allí, considerando la participación un acto de comunión con Dios, Hussein, y la humanidad.
Cuando la noche cae es posible encontrar improvisados altares de velas por las calles de las ciudades, que simbolizan la búsqueda a través del desierto de los niños y mujeres que perdieron a sus padres y esposos en la batalla de Kerbala.
Durante el régimen del Shah de Persia la celebración de la Ashura estuvo prohibida en un intento de imponer el laicismo. Con el ascenso de los ayatolás en Irán y más tarde la caída de Sadam Huseín en Iraq, perteneciente a la minoría suní, se potenció el fervor por esta celebración.
La conmemoración de la masacre de Kerbala se prolonga durante 40 días de duelo, durante los cuales muchos chiíes también realizan peregrinaciones a la ciudad Iraquí, a solo 100 kilómetros al sur de Bagdad, siendo una de las ciudades más santas para el chiísmo tras La Meca.
La fecha de inicio de Muharram viene definida por la luna nueva en el calendario lunar islámico, que es 11 ó 12 días más corto que el año solar, por lo que varía respecto al calendario gregoriano. Este año 2020 el día de Ashura se celebra el 28 y 29 de agosto, y se calcula que la fecha para 2021 sea el 18 y 19 de agosto, decretándose festividad nacional en países de mayoría chií, aunque también es celebrada, pero por otros motivos, en países de mayoría suní donde conmemoran que Moisés fue liberado de los egipcios por Dios.
El debate sobre si el imán Hussein tenía derecho a la posición de califa a través de su línea de sangre es donde se originan las dos ramas del Islam sunita y chiíta, y como tal la fiesta se utiliza a veces como una excusa para la violencia debido a las marcadas diferencias sectarias en cómo se celebra. El Estado Islámico asegura que «la Ashura es el acontecimiento infiel más grande» de los chiíes.
El viajero occidental puede encontrar muchas similitudes con la Semana Santa española. Al igual que ésta, el fervor religioso inunda las calles y las filas de flagelantes chiíes pueden resultar igual de inquietantes o espectaculares que las procesiones de los nazarenos con sus capirotes o algunos flagelantes católicos.
Por lo general el visitante no tendrá problemas para mezclarse con la población durante las procesiones, pero si no se conoce mucho sobre el ritual es mejor evitar vestimentas muy chillonas o estridentes, especialmente durante el día de Ashura donde la gran mayoría visten de negro, aunque cada vez más hay los que no cumplen este protocolo en la vestimenta y desfilan con camisas blancas o pantalones azules y nadie se opone ni atrae miradas. Las mujeres, como es obligación en Irán, deberán llevar la cabeza cubierta y cumplir con el código de vestimenta.
Visitar Irán durante esas fechas es una experiencia verdaderamente extraordinaria que permite experimentar una visión particular de los musulmanes chiítas en uno de los eventos más importantes del calendario chií y conocer de primera mano la disposición hospitalaria del pueblo iraní.
República Islámica de Irán, 2016.
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